Sus flores, agrupadas en capítulos solitarios, terminales o axilares, son de un color que va del rosa al violeta, apareciendo normalmente entre los meses de agosto y septiembre. Los frutos son aquenos ovoides, parduzcos, y sin vilano.
Las hojas inferiores, pecioladas, pueden llegar a ser grandes, siempre divididas y con lóbulos ampliamente espaciados. Las superiores, sentadas, tendrán en cambio lóbulos más estrechos y forma algo más lanceolada. En todo caso tienen un color verde oscuro característico.
Al crecer, abandonará su bajo porte para elevar los tallos de hasta casi un metro esparciéndose en una estructura zigzagueante algo caótica que dará volumen y cuerpo a la planta que, a pesar de la longitud de sus tallos, no suele superar los 30 cm de altura.
Su infusión (a razón de 20 o 40g/l), aunque bastante amarga, resulta ser un buen febrífugo, diurético y digestivo. Curiosamente, y aunque la farmacopea tradicional la ha venido utilizando, sigue hoy en día siendo una planta poco estudiada. Su determinación resulta algo compleja, ya que se hibrida con facilidad con diversas plantas del mismo género, y hay que tener muy en cuenta que está contraindicada para casos de embarazo o lactancia. En cantidades significativas resulta muy tóxica ingerida como forraje por la cabaña ganadera, especialmente la equina.
Si te pica la curiosidad por conocer el origen del género Centaurea o tienes ganas de saber más de otras especies tales como la Centaurea cyanus o la Centaurea aspera, no dudes en consultar nuestro blog ;)
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Una plantita bonita, pero tiene pinta de que pincha con ganas...:)
ResponderEliminar¡Y vaya si lo hace! Pero solo los capítulos florales. Como medida de protección antifloristas, digo yo :p
EliminarJajaja, debe ser eso....
EliminarMuy bonito para fotografiar, sin tocarlo, claro.
ResponderEliminarTienes razón, las centaureas siempre ofrecen unas flores maravillosas para la fotografía. Tienen un algo que las hace diferentes :)
EliminarOtra incognita más que desaparece.
ResponderEliminarNunca habria pensado que era una centaurea!
Eso es porque seguro que no te habías detenido a ver la flor, ¿a que si?
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