Llevaba tiempo detrás suyo, no en vano es una de las plantas más exitosas de los baldíos (y para desesperación del ayuntamiento, también de numerosos alcorques y zonas ajardinadas) del lugar en el que vivo. Y por mucho que es bastante característica, el maravilloso mundo de las copuestas y sus claves dicotómicas hacen que cualquier pequeña labor tienda al infinito, y más allá. En concreto en este desesperado caso, tras consultar numerosos tratados filosóficos y diferentes libros al uso, necesité exactamente el tiempo suficiente para caer en la cuenta de preguntar a mi padre, quien me contestó con un sonoro y rotundo "pues una mosquera, claro, qué va a ser".
La olivarda o hierba mosquera (Dittrichia viscosa). Una planta que deberíamos conocer y nunca olvidar, porque es realmente interesante, y guarda en su anonimato multitud de sorprendentes propiedades, adaptaciones, y posibles usos. Su complicado nombre científico alude al botánico alemán Manfred Dittrich, aunque no es éste el único nombre científico que ha tenido. También se le ha citado no hace mucho como Inula viscosa, aludiendo el epíteto "Inula" a Helena de Troya, ya que cuenta la leyenda que de la tierra donde cayeron sus lágrimas brotaron flores de esta planta. Por su abundancia, mucho debíó llorar Helena el día que la raptó Teseo, pero no es de extrañar porque los griegos antíguos eran unos expertos en lo que a tragedias se refiere.
|
El rapto de Helena de Troya (vía) |
Lo que sí que tienen en común los diversos nombres científicos de los que ha dispuesto es el término "
viscosa", originaria de la palabra latína "
viscum", en referencia a al tacto de sus hojas que resultan ser alternas, lanceoladas u oblongas, perennes, apuntadas y sin peciolo, ligeramente dentadas, tomentosas en el envés y por supuesto pegajosas, llenas de pelillos glandulares que exudan dicha sustancia pringosa. Esta segregación química además de hacerla poco atractiva y digestiva, al caer al suelo inhibe la germinación de otras plantas vecinas que pudieran competir en las primeras etapas de crecimiento y expansión. Algo que nos recuerda al ládano de la jara pringosa (
Cistus ladanifer). Incluso más allá, al igual que aquella, esta planta está perfectamente adaptada a la presencia del fuego. De hecho, es considerada pirófita, y arde con facilidad fomentando el fuego a sabiendas de que sus semillas, rodeadas de una dura cutícula, resistirán fácilmente las altas temperaturas y fructificarán abundante y profusamente tras el incendio, comportándose como una especie verdaderamente pionera y colonizadora del nuevo medio acontecido, en lo que para otras muchas especies menos adaptadas supondría su desaparición.
|
Es considerada pirófita, fomentando y aprovechando la presencia del fuego. |
No deja de ser esta una sorprendente medida de resistencia ante posibles competidores o ante su depredación por parte de herbívoros (que la rechazan invariablemente por muy hambrientos que estén), pero no es la única. La olivarda emite también un cierto olor parecido al de las cistáceas, peculiar, en todo caso poco agradable o incluso repelente para sus posibles consumidores. Además, esta herbácea consigue llegar a cierta altura, superando el metro y medio, y creando rodales con una base leñosa semiarbustiva que posibilitará una mayor impenetrabilidad, resistencia y envergadura.
|
La olivarda resulta una planta poco palatable para sus posibles consumidores. |
Es además una planta excepcionalmente adaptada a vivir en terrenos pobres, secos y soleados, resistiendo amplias variaciones de temperaturas. Sus tomentosas hojas evitan la excesiva transpiración, y su brillante cutícula, recubriendo la epidermis foliar, consigue reflejar el exceso de radiación solar no necesaria.
|
Detalles morfológicos foliares. |
Sus flores liguladas, de un delicado color amarillento dorado, son característica inequívoca de la familia de las compuestas (asteráceas). Lo que vulgarmente llamaríamos flor es en realidad un gran conjunto de flores agrupadas en capítulos, que a su vez se reunen en cabezuelas o panículos.
|
Sus pétalos ligulados nos hacen ver que estamos ante una planta de la familia asteraceae. |
Además, tiene un largo y abundante periodo de floración, que comienza en el mes de julio pero se prolonga sin interrupción hasta el invierno, no siendo raro verla llenando de color los bordes de caminos y suelos alterados allá por el mes de diciembre. Esta apuesta por la floración tardía forma parte de una exitosa estrategia que tiene como fin aprovechar la escasez de competencia, aportando además indirectamente un sustento vital para numerosas especies de insectos polinizadores, y atrayendo con ellas también insectos depredadores y beneficiosos para los huertos, tales como los chinches (Nesidiocoris tenuis, género Dicyphus, y gran variedad de insectos pertenecientes a la familia de los míridos, que depredan entre otras las polillas del tomate o la araña roja).
|
Nesidiocoris tenuis (izquierda) y Dicyphus discrepans, en plena faena (vías 1 y 2) |
Un huésped destacable en la época primaveral sería el mírido Macrolophus caliginosus, feroz depredador de la mosca blanca entre otros. Por todo ello esta planta silvestre es perfecta para tenerla cerca tanto en huertos de exterior como en invernaderos, en los márgenes o divisiones de estos aunque siempre de forma controlada. Su asociación con cultivos de cucurbitáceas (calabazas, calabacines, melones, sandías, pepinos, lufas...) y solanáceas (patatas, tomates, berenjenas, pimientos, petunias, tabaco...) se considera especialmente beneficiosa. Es aconsejable acometer su siembra en filas con un marco de 45 centímetros, en la estación otoñal.
|
Macrolophus caliginosus, alimentándose de la araña roja (vías 1 y 2) |
Especial relación guarda la olivarda con los olivos (a la cual podemos atribuir su más difundido nombre vernáculo), ya que da cobijo invernal al himenóptero Eupelmus urozonus, enemigo natural de la mosca de la aceituna (Bactrocera oleae). Aunque la lucha integral se toma su tiempo y habrá que tener paciencia para ver los efectos que genera el fomento de la olivarda ante una plaga de mosca de la aceituna, ya que se habrá de completar un ciclo completo de cuatro a cinco años. Su relación simbiótica es como un martillo pilón; lenta, pero tremendamente eficaz. También se ha comprobado su eficacia en asociaciones de cultivos con cítricos (contra la Phyllocnistis citrella), así como con encinas (contra la Ischeria ekebladella).
|
Hembra del himenóptero Eupelmus urozonus (arriba a la izquierda), su presa la mosca de la
aceituna Bactrocera oleae (a la derecha), y una aceituna afectada por esta última (vías 1, 2, y 3) |
A la abundante y contínua floración le seguirá una increíble multitud de semillas que, ayudadas por sus plumosos vilanos, se esparcirán con el mínimo soplo de viento para conquistar así nuevos y lejanos territorios. Y quizá sea este el factor que mayor éxito evolutivo le haya supuesto, para disgusto de muchos que intentan erradicarla. Porque aunque su origen es propio de la cuenca mediterránea, su increíble capacidad de adaptación a medios difíciles y la fácil dispersión de sus semillas, han hecho que la olivarda haga acto de presencia en prácticamente todos los continentes allá donde haya un medio apropiado para ella, lo que (recordemos que no es muy exigente) le ha llevado a ser catalogada de planta invasora a erradicar, y casi imposible de controlar a gran escala, para evitar su expansión en detrimento de otras especies locales.
|
Vistosa floración, que llena de color los bordes de camino a finales de otoño y principios de invierno. |
Una planta tan especial no podía haber pasado desapercibida por la mano del hombre. Nombres comunes como el de "altabaca", "pulguera" o "hierba mosquera" ya nos dan un indicio de que es un buen insecticida, para lo cual se colgaba la planta de los techos de las casas, para que las moscas u otros insectos poco deseables quedaran atrapadas en sus hojas viscosas. Idéntico procedimiento se realizaba en establos, en los que se mezclaba en las camas del ganado para que actuase de atrapapulgas. También en algunos lugares se quemaba lentamente su parte aérea para que el humo resultante y su especial aroma espantase moscas y mosquitos. Sus hojas secas se han utilizado para fumar, además de útil herramienta para eliminar los pinchos de los higos chumbos tras un fuerte barrido.
|
Sus flores secas, una vez caídas las semillas, son apreciadas en composiciones florales. |
Tan destacable como actual es su uso como corrector de suelos contaminados. En este aspecto, la apenas conocida olivarda se ha ganado un puesto de honor en la lista de las plantas utilizadas para extraer y acumular en su sistema radical y parte aérea metales pesados tales como el mercurio o el plomo. Todo un récord a sumar a la multitud de aplicaciones que esta pequeña y desconocida planta nos brinda.
|
Su abundante fructificación le asegura una exitosa reproducción. |
También resulta ser una planta muy apreciada por la medicina tradicional, seguramente debido a las propiedades balsámicas y antisépticas dadas por la presencia del eucaliptol. Así, es bien conocida la infusión de sus hojas como remedio para las molestias de la artritis o el reuma. Para ello, habrá de tomarse dicha infusión en ayunas dos veces por semana, aunque nunca en más cantidad ya que la planta puede resultar tóxica. También es un buen vulnerario, siendo su cataplasma apta para lavar y favorecer la cicatrización de heridas, quemaduras y contusiones. Tiene propiedades analgésicas (utilizada contra el dolor de muelas) y diuréticas, además de ser un buen remedio para casos febriles (antipirética) y haberse usado también para expulsar gusanos intestinales. En el norte de África se ha usado de forma efectiva como remedio contra el paludismo y algunas enfermedades urinarias. Es también astringente y antidiarreico, aunque como decíamos su uso por vía interna puede acarrear complicaciones y no está recomendado por su toxicidad. En todo caso, no se recomienda su ingesta sin la supervisión médica oportuna.
|
Flores en su estado terminal, dando lugar a los vilanos, sus plumosos frutos. |
En realidad su aplicación actual va mucho más allá de las aplicaciones tradicionales. Diversos estudios tienen depositadas en la olivarda grandes esperanzas, al ser esta una fuente natural para la obtención de inhibidores de la vasodilatación neurogénica, lo que tendría una aplicación inmediata en casos de migraña y distintos tipos de cáncer. También se han detectado efectos inhibitorios contra el virus del SIDA, hepatitis B y C, llegándose a patentar composiciones antivirales en las que la distintas fórmulas estaban compuestas de extractos de olivarda, entre otras especies vegetales.
Sin duda todo un monumento viviente a la adaptabilidad, que sin embargo adorna anónima de bellas flores los invernales campos abandonados, márgenes de caminos y zonas alteradas.
|
La olivarda ha venido siendo usada como atrapamoscas por el hombre,
aprovechando la viscosidad de sus hojas. |
Podría confundirse con la Olivardilla u Olivardo (Dittrichia graveolens), con la cual de hecho coexiste y comparte periodo de floración, aunque en este caso tiene hojas lineares, lanceoladas, casi imperceptiblemente dentadas y algo más pequeñas. Tras la desecación, sus flores, también de menor tamaño, tornan en púrpura. En general tiene porte herbáceo, careciendo de base leñosa.
|
La olivardilla (Dittrichia graveolens, vía) |