Todos tenemos claro qué es un junco churrero (Scirpus holoschoenus), uno de los integrantes más afamados de la familia de las Cyperáceas. ¿Quién no ha jugado con uno a modo de espada cuando era niño? Ya la palabra Scirpus, que viene del latín de la época imperial, significa "junco". Algo curioso, porque como ya hemos dicho, no forma parte de la familia de los juncos.
Se trata este de un arbusto cespitoso, de hasta algo más de un metro de altura, cuya apariencia característica la forman numerosos tallos cilíndricos y lisos, flexibles y apuntados que pueden llegar a formar densos rodales (juncales). De hecho, su punta suele endurecerse y secarse en forma de afilada aguja, siendo esta una clara adaptación defensiva contra los aminales herbívoros. Sus tallos son de color verde y resultan ser sus órganos fotosintetizadores, ya que las hojas se han reducido al máximo, quedando sólo de manera meramente presencial en la base de la planta.
Churrería en plena faena, allá por el año 1932. Si te fijas bien, verás cómo ensartaban las ristras de churros en tallos de junco churrero. (vía) |
Sus flores son hermafroditas, carecen de pétalos y su polinización es básicamente anemócora, ayudándose del viento para su fecundación. Se agrupan en inflorescencias laterales, con forma de espiguillas en las que se agrupan varias cabezuelas globosas blancas o amarillentas. Es característico además que los estambres y estilos están rodeados por una pequeña y ciliada gluma. Florecerá en primavera o verano (aunque su tiempo de floración pueda variar puntualmente entre los meses de mayo a noviembre), tras lo cual dará lugar a pequeños frutos de tipo aquenio, de un color algo más amarronado. Sus semillas se dispersarán y enterrarán en la tierra húmeda, asegurando así la viabilidad de la planta a pesar de las inundaciones o sequías que conlleve el medio en el que vive.
Flor del junco churrero (vía) |
El junco churrero, una planta siempre cespitosa y con tallos verdes de sección cilíndrica. |
Es una especie hidrófila, asentándose en riberas de cursos fluviales o en lugares donde haya cierta humedad en el sustrato en algún momento del año, aunque tolera sin mayor problema la sequía estival. Es frecuente y cosmopolita, pudiéndose encontrar ejemplares desde el nivel del mar hasta los dos mil metros de altura, así como en zonas antropizadas tales como campos agrícolas cercanos a ríos o con un alto nivel freático.
Se sitúa siempre en riberas o sustratos húmedos. |
Antiguamente eran utilizados en las churrerías para vender los churros o buñuelos hilados en un tallo de este junco, por lo que se ganó el más común nombre de "junco churrero". No obstante, sus aplicaciones a lo largo de la historia de la humanidad han sido muchas más. Por ejemplo, era común en el centro peninsular la confección de techados de chozas pastoriles, establos, así como hogares de labradores, utilizando como materia prima los tallos del junco churrero en grandes haces apilados. No solo tejados, sino que formó parte de numerosos utensilios cotidianos, tales como esterillas o camastros a modo de colchón que protegían a los pastores del frío suelo y los rigores invernales, cubriéndose luego con cogollos de jara y arropándose con una manta. Así mismo se utilizaban como chasca para encender braseros y hornos, o para la confección de cortinas, además de su bien conocida aplicación en la cestería, para lo cual había que machacarlo y secarlo previamente.
Reconstrucción parcial de un chozo pastoril con haces de nuestro querido junco, que en realidad no es un junco (vía) |
Aunque con menor importancia que el esparto, el Scirpus holoschoenus ha sido apreciado en la cestería (vía) |
Sus tallos tiernos se pueden consumir como verdura, y ha venido siendo usada puntualmente también como sustento de la cabaña ganadera. Es también una planta utilizada por la medicina tradicional. Su aplicación para curar verrugas o papilomas es bien conocida, para lo cual se cortaba un tallo y se frotaba levemente en la zona a tratar. También su infusión era usada como hipotensora y antidiarreico, y la aplicación directa de sus tallos abiertos resultaba ser un buen astringente y cicatrizante en quemaduras y heridas debido a su algo contenido en agua. Su parte interior, más blanca y esponjosa, se cocía para aliviar y calmar la tos. Quizá su uso más difundido sea el de curar el "mal de la orina" en el ganado y otros animales domésticos.
Algunos otros usos tienen más relación con la superstición que con la realidad. Ejemplo de ello es la creencia popular que lo justifica como remedio para eliminar las lombrices intestinales de los infantes, para lo cual habría que anudar tallos de juncos junto al paciente. Ni que decir tiene la costumbre de meter pequeños fajos untados en miel por el ano de los burros, para eliminar igualmente dichos parásitos intestinales.
Típicos frutos del género Juncus, con forma de cápsulas, muy diferentes a los del junco churrero. Abajo, un burro que oculta su rostro a las cámaras y prefiere no opinar (vías 1 y 2) |
Importancia destacada tiene como fijador de suelo y controlador de crecidas fluviales, además de ser posadero y fuente de alimento de numerosos lepidópteros. Quizá por ello tenga cabida también en jardines con pequeños estanques, rompiendo la monotonía estructural y dando además una integración y continuidad vertical de estratos muy valorable paisajísticamente. Podría confundirse con otras especies del género Juncus, aunque en este caso los frutos tienen forma de cápsulas y su porte suele ser algo menor. Además, los tallos del junco churrero suelen ser algo más blandos, pudiendo aplastarlos con los dedos, al contrario que los juncos que suelen ser más compactos.
Frutos maduros de Junco churrero.
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El junco churrero, siempre presente allá donde haya un poco de agua. En primer plano, Cardaria draba. |