El Jardín Botánico de Coimbra

El jardín botánico de la Universidad de Coimbra, la más antigua de Portugal, está localizado en los alrededores del museo de historia natural, al igual que  por ejemplo el jardín de plantas de París. Se inauguró en 1772 aunque vivió numerosas ampliaciones y modificaciones durante los primeros años de su existencia. Aunque no fue hasta un siglo más tarde  cuando el jardín vivió su época gloriosa gracias a su gerente Julio Henriques, que favoreció el intercambio de especies con otros países de todas partes del globo.


Como curiosidad se comenta el intercambio con el jardín botánico de Java, éste les envió plantas del género cinchona de las que se  obtiene una sustancia contra el paludismo, enfermedad bien presente en Portugal por aquella época. (Recordad que precisamente de la cinchona os hablé en nuestro viaje a Galápagos, como especie introducida y altamente invasiva, y ahora me pregunto... ¿habría sido introducida precisamente para luchar contra el paludismo?)

El jardín sigue las pautas de los jardines italianos: con diferentes niveles , escalinatas, avenidas, esculturas y totalmente cerrado por una magnifica verja de bronce.

En él se diferencian dos partes una más clásica, la parte alta, con setos tallados, fuentes, etc y otra que desciende desde está zona alta y denominada mata, ambas están separadas por un gran muro divisorio oculto por un seto.

En nuestra visita sólo pudimos visitar la zona alta, puesto que en la mata se estaban preparando las obras de la futura y necesaria remodelación.
Esta primera zona es donde se concentran todos los esfuerzos del jardín, y en concreto su zona central. Evocando los jardines del siglo XVIII y contornada por un muro de motivos sobrios y arquitectura neo-clásica.

 

El gran seto de la derecha sirve de separación entre la zona alta y la mata.

El resto emana una aire nostálgico quasi-deprimente que crea al mismo tiempo una atmósfera diferente, en realidad lo que podría parecer su debilidad es sin duda su fortaleza, algo que también se siente en por ejemplo el jardín botánico de Lisboa.

Sus escalinatas, sus muros sus grandes puertas, las pequeñas fuentes recubiertas de musgo y sus inmensos árboles (araucarias, secuoyas, cryptomerias, palmeras, arces, carpes, hayas...)  son elementos que desde luego nos indican la larga historia de este jardín botánico.

Visitándolo sin duda la imaginación comienza a volar y a recrear posibles escenas de tiempos pasados, la sensación es extraña, por un lado la enorme belleza de sus elementos arquitectónicos, los árboles inmensos que han sabido llevar el paso del tiempo y por otro... ver que falta inversión de tiempo, de personal,  muchos cuidados...



Casualmente al día siguiente de haber visitado el botánico, vimos la noticia de su próxima remodelación en el periódico, una buena noticia sin duda.






1 comentario:

  1. ¡Precioso el jardín! Tiene un aire de decadencia y a la vez de exuberante por la vegetación, que me gusta mucho.

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