Los zapaticos de la virgen, orejas de ratón, hierba de Santa Lucía o matapiojos (Sarcocapnos enneaphylla) son unas curiosas plantas rupícolas de la familia papaveraceae, que engloba entre otros los géneros Romeria, Fumaria o Papaver (las bien conocidas amapolas), aunque a simple vista en nada se parezcan entre sí. Es endémica del centro y este de España (aunque puntualmente también presente en el norte de África), así como de los Pirineos orientales donde puede verse creciendo en grietas, muros y paredes antiguas, sobre todo si éstas están hechas de piedra caliza. Gusta de ambientes soleados o a medio sombra aunque nunca excesivamente secos, así como de sustratos básicos o levemente nitrificados.
Es una planta anual o perenne a la que, aunque puede florecer durante casi todo el año (de febrero a octubre), es más común ver en floración durante la primavera, entre los meses de marzo a junio. Los pétalos de color blanco que se torna a amarillo y rosado, forman una estructura tubular de aproximadamente un centímetro, con un pequeño espolón en cada flor, característica por la cual le ha valido el nombre vulgar de "zapaticos de la virgen". Además, dichas flores zigomorfas se agrupan en inflorescencias con forma de racimo (corimbos).
Aunque tiene una enorme variabilidad intraespecífica, en la que dependiendo de la orientación y exposición de la planta podrá tener muy diferentes características en el tamaño de sus hojas, tallos y porte en general, podemos decir que es una hierba de entre 10 y 20 centímetros, glabra, cespitosa y muy ramificada, confiriéndole un porte almohadillado y algo azulado. Sus hojas son carnosillas de un color verde glauco, largamente pecioladas y con forma ovalada o acorazonada apuntada, semejante a las orejas de los ratones. A menudo también divididas en dos o tres grupos de tres foliolos, de ahí el nombre de S. enneaphylla, que viene a significar "nueve hojas". Los tallos en su base pueden ser leñosos, aunque en el resto de la planta son igualmente carnosos y flexibles. Sus frutos, aquenios, asemejan unas discretas cápsulas aplanadas.
Por su especial ecología, los zapaticos de la virgen suelen habitar lugares dispersos pero inaccesibles tanto para personas como para el ganado, aunque si bien es cierto que en los últimos tiempos se está empezando a denotar una cierta tendencia al envejecimiento de las distintas poblaciones.
Por fin le pongo cara a los zapatitos de la virgen. Había oido hablar de la planta pero no tenía ni idea de cómo era.
ResponderEliminarEs preciosa y lo más increíble son los lugares donde aparece.
Me maravilla siempre que veo una planta que surge de una grieta como si nada.
Muchas gracias Jose por contarnos todas estsa cosas
¡¡Ay, esta planta también me encanta!!
ResponderEliminar¡Ya somos dos! ;)
ResponderEliminarPor mi zona en Cocentaina a los pies de la sierra de Mariola, se visualizan algunas plantas de Sarcocapnos saetabensis (Oreja de ratón), es muy bonita y se utiliza popularmente para el dolor o ruidos en los oídos.
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