La herbácea que hoy os presentamos tiene mucha historia recorrida, tanta que su género (de apenas
seis especies peninsulares) tiene por nombre el del dios griego de la vegetación y la floresta...
Y es que en la Antigua Grecia se dio el hecho de que, fruto del incesto entre Mirra y su padre Cíniras, nació Adonis, un muchacho de tal belleza, que a toda aquella que osara solo mirarle robaba el corazón sin remedio. Esta fué la razón y no otra por la que la mismísima Afrodita quedó hechizada y decidió abandonar el Olimpo, para conseguir arrebatar al chico de las Náyades que le custodiaban...
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Nacimiento de Adonis, del tronco de un árbol en el que su madre Mirra
se transformó intentando evitar el incesto. Guillaume T. de Villenave (vía) |
Para ocultarlo en su huida, Afrodita le escondió en un cofre y se lo entregó a Perséfone para que lo guardara en el inframundo, pero esta última al abrir el cofre quedó igualmente prendada de Adonis, por lo que se negó a devolver el cofre con su preciado contenido.
La feroz disputa que consecuentemente sucedió entre ambas diosas quedó finalmente resuelta por Zeus, que decidió que Adonis pasara cuatro meses con Afrodita, los cuatro siguientes con Perséfone, y los otros cuatro con la que él eligiera entre ambas.
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Perséfone y Sísifo, en su viaje por el inframundo,
pintadas en un ánfora ática (530 a. C.) (vía) |
Finalmente Adonis se decantó por afrodita, lo cual tuvo nefastas consecuencias para él. Los dioses son caprichosos y tienen muchos enemigos, por lo que tener tal relación con uno, y no ser inmortal, no podía traer nada bueno.
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Adonis retenido por Afrodita-Venus antes de su encuentro con el jabalí.
Francois Lemoyne, "Afrodita y Adonis" (vía) |
No se sabe a ciencia cierta si fué por mandato de Artemisia como represalia por la muerte de Hipólito, o por los celos del mismísimo Ares que era también secreto amante de Afrodita, pero el hecho es que una tarde que Adonis salió de caza, fué destrozado salvajemente por los colmillos de un misterioso jabalí.
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"La muerte de Adonis", de Eugenio Álvarez Dumont (vía) |
Al oir sus gritos, Afrodita corrió descalza por el bosque lo más rápido que pudo en su auxilio, pero no pudo evitar finalmente el fatal desenlace. Cuando llegó, solo pudo ver cómo de cada gota de sangre que brotaba de su cuerpo ya muerto nacía una flor roja llamada anémona. La leyenda también cuenta que, en su frenética carrera para socorrer a su amante, Afrodita se hirió sus tobillos con las zarzas de tal manera que su sangre formaba regueros de los que brotaban flores, a las que se vino en llamar Adonis.
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"El despertar de Adonis", en una reinterpretación de John William Waterhouse (vía)
Obsérvese las flores rojas que les acompañan...
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Lo cierto es que su leyenda guarda muchos símiles con la del dios Osiris de Egipto, por lo que no se descarta una posible adaptación entre ambos mitos. El propio Luciano de Samósata ponía en tela de juicio si las celebraciones anuales en el río Adonis, actual Nahr Ibraim en Siria, en el que anualmente se teñían sus aguas de rojo por sus especiales depósitos sedimentarios, eran en honor de uno u otro.
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El historiador griego de origen sirio
Luciano de Samósata (125-180 d.C.) (vía) |
Tras su muerte, Adonis fué divinizado para el culto femenino, portando en sí mismo el simbolismo del consuelo ante la belleza efímera, la vida floreciente que es abatida por la vejez y la muerte, así como la primavera que sucumbe ante el invierno. En los templos a él dedicados, las mujeres se sentaban en la puerta y lloraban, sembrando al llegar la primavera en tejados planos así como en cuencos de barro los llamados "jardines de Adonis", en los que plantaban hinojo, lechuga, trigo y cebada entre otras hierbas de crecimiento rápido, que tras un corto periodo de apogeo terminaban por marchitar prontamente.
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"The gardens of Adonis", de John Reinhard Weguelin (vía)
Portando los jardines de Adonis en sus manos, las mujeres
daban rienda suelta a su alegría por la llegada de la primavera. |
En concreto, el renículo o adonis negro (Adonis microcarpa) es una hierba anual que suele medir entre 10 y 25 centímetros, con hojas muy segmentadas (pinnadas), glabras y normalmente ramificadas desde su base, algo más pilosa. Las flores aparecerán por el mes de abril y hasta junio, terminales y solitarias, con 5-8 sépalos pilosos, glandulares y caducos que medirán dos terceras partes de los pétalos. Dichos pétalos se dispondrán en un número que variará entre 5 a 20 tendrán un color amarillo limón brillante (aunque también pueden darse colores más rojizos) pudiendo estar además levemente manchados de un color oscuro en su base. Destacarán en ellas unas anteras negro-violetas muy patentes.
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Obsérvese sus hojas, muy segmentadas |
El rugoso fruto será una característica fundamental para su determinación, y constará de un poliaquenio denso, alargado y picudo en su parte superior, con aquenios rectos de unos tres milímetros aproximadamente, de dientes obtusos, ascendentes y poco desarrollados, con pico corto y a menudo algo más negruzcos. No en vano, el epíteto latino "microcarpa", dado por Augustin Pyrame de Candolle en 1817, significa "pequeño fruto".
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Véase el tamaño de los sépalos en comparación con los pétalos, así como el picudo poliaquenio |
Aparecerá mayormente en pastizales, baldíos, cultivos de secano y tierras removidas de la región más mediterránea de la península ibérica, además de la costa atlántica marroquí, prefiriendo suelos básicos, aunque no sea este un factor limitante. También se ha naturalizado en el sudoeste de Australia, donde se le denomina "ojo de faisán" (Pheasant's eye).
Su semilla puede resultar tóxica al ser consumida por el ganado en grandes concentraciones.
Es una especie autóctona que, debido a la especial forma y color de sus hojas, su resistencia a la sequía, así como por la incuestionable belleza de su floración, ha venido siendo seleccionada y cultivada en invernaderos para su plantación en parques y jardines.
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Las hojas del A. microcarpa son glabras, aunque ligeramente tomentosillas en su zona basal |
Como especies similares encontramos, descartando el resto de ranunculáceas, las distintas especies del género Adonis, dentro del cual las especies A. vernalis y A. pyrenaica resultan ser vivaces. El resto de especies, entre las que encontramos el A. microcarpa, son todas anuales. De entre ellas, A. aestivalis se caracterizará por sus pétalos rojizos o amarillo limón siempre manchados por una patente mancha negro púrpura en su base. Tendrá además aquenios con la giba en su parte media, lejos del pico.
A. flammea tendrá pétalos algo más estrechos, a menudo desiguales, de un color rojo escarlata, y sus sépalos serán la mitad de largos que los pétalos, además de tener un aquenio con el pico erecto y giba muy pronunciada. Por el contrario,
A. annua, aunque de similar color, estará habitualmente manchada en su base de negro o amarillo y tendrá las hojas pubescentes. Además, sus aquenios tendrán su parte superior más plana, o al menos poco curvada.
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Comparación entre las pubescentes hojas del A. annua, y las glabras del A. microcarpa (vía) |
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Detalles morfológicos de Adonis microcarpa (vía) |