Hablar de las Islas Galápagos es por su puesto hablar de sus galápagos, los animales que sin duda marcan el ritmo del lugar. Estos enormes reptiles de hasta 1 metro de altura son sus habitantes más ancianos.
Para poder observarlos hay que situarse en la zona húmeda de transición, entre la zona más cercana a la costa de clima semi-árido y aquella dominada por las nieblas. Es tan fácil encontrárselas como que el primer día que llegué el taxista pegó un frenazo para que pudiera ver a una de ellas situada ni más ni menos que en el borde de la carretera. Otro día por ejemplo un enorme atasco en la única carretera que une el aeropuerto con la capital de la isla de Santa Cruz se produjo precisamente porque a varios galápagos se les ocurrió atravesar la carretera en la misma zona y a la misma hora, y claro mover a un animal de semejante tamaño a demás de ser difícil estaba lógicamente prohibido, así que no quedaba más remedio confiar que el viento al menos estuviese a favor de los animalillos.
Otro de los animales más sorprendentes de Galápagos son sus iguanas marinas. Están adaptadas a nadar y bucear en las corrientes del océano para comer algas. Tras su chapuzón necesitan largos periodos de tiempo ensolándose para coger calor y estornudar. Sí, sí, habéis leído bien, en sus "estornudos" expulsan la sal que han ingerido al comer las algas.
En la época del celo, los machos alfa cogen tonalidades rojizas y combaten encarnizadamente. Se quedaban parados subiendo y bajando el cuello con movimientos que parecían mecánicos, como si no fuesen animales reales sino que tuviesen un engranaje interior. Igualmente los sonidos que emitían parecían metálicos, electrónicos... mmm a ver si alguien me puso unos muñecos delante y yo caí en la trampa! |
Pero no solo se pueden encontrar iguanas marinas, las iguanas terrestres de colores claros habitan las zonas más áridas de las islas y están en grave peligro de extinción.
Pero he de reconocer que uno de los reptiles que más ilusión me hizo ver fueron las tortugas marinas. La primera que vi no era más que un puntito negro en medio del mar. Me parecía increíble que estando en la costa pudiésemos ver como de vez en cuando puntitos negros subían y bajaban, puntitos que significaba que una tortuguilla subía a respirar.
El siguiente contacto lo tuve haciendo piragüismo. Allí estábamos en la piragua intentando seguir los puntitos que salían, ahora ya mucho más cerca de nosotros, podíamos verles el caparazón, los ojos e incluso ¡la boca!
Y el tercer y último contacto fue directamente en el agua. La sensación era espectacular, imposible de explicar ni con palabras ni con imágenes (que no tengo). ¡Pudimos nadar junto a ellas sin que se asustasen, como si nos conocieran de toda la vida!.
Sin salir del agua, o mejor dicho, sin entrar en ella pero sobre ella era también facilisimo ver mantas rayas. Jugaban con nosotros, pasaban en grupos por debajo de nuestra piragua. ¿Un momento mágico?ver a una de ellas pegar un salto por encima del agua, ¡increíble! Este tipo de mantas, de forma romboidal, oscuras por arriba y blancas por abajo no tienen aguijón venenoso. Recuerdo en el acuarium de Génova que había una piscina con mantas-raya que se acercaban a las manos de las personas porque les gustaba que se les acariciase.
Pero para aquellos con ganas de aventura, también era posible ver a las mantas con aguijón venenoso, éstas solían estar más bien en las orillas de los manglares. Mucho más grandes, de forma redondeada descansaban tranquilas en el fondo.
¿Qué aún tenéis ganas de aventura? Galápagos es uno de los paraísos para los submarinistas debido a la confluencia de 4 corrientes marinas de aguas calientes y frías, esta variación de corrientes hace que se produzcan bancos de peces que atraen a ballenas y tiburones.
Ya desde la orilla o haciendo snorkeling era posible ver miles de animales, por lo que imagino lo que puede ser sumergirse en estas aguas... por lo visto es bastante fácil poder ver tiburones martillo y ballenas. Un día, mirando por la ventana de la cocina, vi una mancha negra en el puerto y después supe que ¡había sido una ballena!
Otro día estando en la playa, vi un triangulo que salía del agua e iba bordeando toda la bahía, ¿un tiburón? ¡sí! el tiburón de punta blanca. Es un tiburón chiquitito, inofensivo porque come plancton, aunque... bueno, tiene una buena boca igualmente :)
Pero si hay un animal gracioso, y juguetón esos son los leones marinos, que están emparentados con los leones californianos. Hay muchísimos, más en unas islas que en otras. No tienen ningún miedo del ser humano, como casi todos los animales de las islas. Es más, los jovencitos vienen donde estés para jugar contigo. Nadan haciendo piruetas, se te acercan a la velocidad del rayo y luago se alejan con la misma velocidad. ¡Una experiencia única!
Estoy segura que más de uno ya está buscando la manera de poder ir a visitar las islas...
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Galápagos I: Sus paisajes ir
Galápagos II: Vegetación en modo macro ir
Galápagos III: las aves ir