Plantas de cada día; El alfilerillo de pastor (Erodium cicutarium)
Ya vimos hace poco a su hermano, el Erodium ciconium. En este caso, el alfilerillo de pastor o cigüeñuelo (Erodium cicutarium) comparte con aquel algo más que género o nombre vulgar. Esta plantita anual, pelosa y de hojas pinnaticompuestas (que recuerda levemente a la hoja de cicuta, lo que las diferenciará fácilmente de su primo el Geranium molle), tiene una talla algo menor, aunque puede llegar a los 60 cm. Es también propia de baldíos y bordes de camino, así como mala hierba en cultivos de secano y regadío. Bastante común, sus flores se agrupan en umbelas pedunculadas, con cinco pétalos rosado-violáceos a menudo levemente manchados en su parte más interior. Tiene fruto con forma de pico largo y torcido, de menor talla que el E. ciconium, y semilla con forma de dardo rematado con una cola helicoidal, para una mejor distribución de la especie enganchada a bordo de los animales que por ella se acerquen. Se utiliza principalmente como forraje, aunque también sus hojas tiernas se añaden para el consumo humano en las ensaladas, así como cocida con otras hierbas aderezadas o en empanadillas.
Es medicinal, teniendo propiedades astringentes intestinales y hemoestáticas de uso general, antihemorrágicas (eficaz contra hemorragias uterinas y para mitigar dolencias urinarias o menstruales), cicatrizantes y un gran poder diurético. Su raíz y hojas favorecen la producción de leche, y también es usada para lavar picaduras o mordeduras cutáneas de insectos. La infusión hecha con sus hojas resulta además eficaz en casos de fiebre tifoidea, y sus semillas son apreciadas en la erradicación del tifus, al contener vitamina K.
Pero quizá el uso más conocido sea el de juguete para los niños, al descomponerse y retorcerse su fruto en un movimiento helicoidal con los cambios de temperatura y humedad. Es por ello que a dichos frutos se les ha venido también llamando “relojitos”.
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