La dehesa, tan conocida por todos y tan desconocida al mismo tiempo. Paisaje, sistema de aprovechamiento económico, nicho de biodiversidad, legado cultural, la dehesa es, efectivamente, el ejemplo más palpable de que no siempre la intervención del hombre sobre el ecosistema es perjudicial, sobre todo cuando su continuidad logra un equilibro ecológico.
¿Qué es?
La dehesa es un ecosistema generado por el hombre cuando éste intervino sobre el bosque original provocando la desaparición de la cobertura arbustiva y la generación de espacios abiertos para ser usados por el ganado, aunque su explotación sostenida ha permitido la existencia de cultivos agrícolas, de ahí que sea definida como sistema agro-silvo-pastoral (cultivo-arbol-ganado).
En ella se utiliza una estrategia de eficiencia y diversificación de estructuras y productos para aprovechar todos los recursos naturales (diversos, escasos, mal repartidos en el espacio y el tiempo) con una inversión mínima.
Etimológicamente la palabra dehesa viene de
deffesa puesto que en la edad media se concebía como un terreno protegido al pastoreo de ganado trashumante reservándose para e ganado de labor o de nobles. Pero ¡ojo! que aunque su origen etimológico date de la edad media hay estudios que aseguran su existencia desde ni más ni menos que el neolítico.
Pero... ¿cómo reconocerla?
Podríamos decir que la dehesa se asemeja a un ecosistema fisonómicamente ‘sabanoide’ constituido por enormes praderas graminoides salpicadas de pies de árboles dispersos.
No es de extrañar que el elanio azul, rapaz originaria de las savanas africanas, haya decidido instalarse en las dehesas extremeñas desde hace ya algunas décadas.
Sus elementos constitutivos básicos son:
El estrato arbóreo de baja densidad.
La encina (
Quercus ilex) y el alcornoque (
Quercus suber) son sus principales protagonistas, aunque también se pueden ver dehesas de fresnos (
Fraxinus sp) o incluso de coníferas (sabinas
Juniperus sabina).
El propio porte de los árboles de la dehesa responde a su utilización por el ganado: fuste erguido y copa bien definida.
En las dehesas más bien forestales que aún persisten en manos públicas (herencia de la etapa predesamortizadora) dominan especies antaño proveedoras de madera y leña como fresnos y robles;
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Dehesa de fresnos (Collado Villalba) |
en cambio, en las dehesas forestales actuales el uso más rentable es el corcho y la especie más extendida el alcornoque.
En las dehesas más bien ganaderas, sobre todo en las porcinas, donde lo que interesa es maximizar la producción de bellotas, es la encina la que predomina debido a la calidad de sus frutos y a su elevada productividad
El estrato herbáceo está constituido por un pastizal xerófilo de carácter efímero. Su composición es muy variada, aunque en términos generales predominan las leguminosas en las zonas más soleadas y las gramíneas en las más sombrías.
Y por supuesto
la ganadería, tanto porcina, como bovina u ovina pasta a sus anchas por la dehesa. Ésta es sin duda la herramienta que todo gestor querría tener:
- mejora el pastizal
- mantiene a raya a la vegetación leñosa
- aumenta su fertilidad (deyecciones)
- dispersa especies (zoocoria)
y no contentos con eso además nos da una carne, leche o unos jamones de infarto...
En ocasiones, como ya hemos dicho anteriormente, la dehesa es
cultivada, en estos casos un ciclo es establecido entre periodos de cultivo: periodo de cultivo seguido por un periodo de rastrojo, continuado por uno de posío y finalizado por otro de barbecho. Este ciclo debe durar unos cuantos años y es necesario para asegurar la fertilidad de las tierras, ya de por si bastante pobres.
La dehesa es, sin lugar a dudas, uno de los ecosistemas más singulares de la Península Ibérica, podríamos decir que se trata de su paisaje más emblemático, el mejor ejemplo de equilibrio natural entre la
explotación de los recursos naturales del bosque por parte del hombre y su
conservación. Dos elementos que se necesitan el uno del otro, es imprescindible compaginar producción y conservación porque ambos aspectos son no sólo compatibles, sino complementarios: la conservación requiere producción y la producción, en la dehesa, debe ser obligadamente conservadora.
La dehesa es, efectivamente, el ejemplo más palpable de que no siempre la intervención del hombre sobre el ecosistema es perjudicial, sobre todo cuando su continuidad logra un equilibro ecológico extensible a periodos prehistóricos.
Para concluir, como era de esperar la dehesa ha sido incluida, como hábitat protegido, en la red
Natura 2000.
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Aquí tenéis algunas referencias bibliográficas por si queréis profundizar un poco más
Origen prehistórico de la dehesa en Extremadura
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La dehesa vista como paisaje cultural
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Apuntes de pascicultura de la ETSI Montes
Link
Gestión, aprovechamiento y paisaje de las dehesas de Guadarrama y Somosierra (Madrid)
Link