Si nos vistiésemos con un velo para entrar en el oscuro mundo de la Edad Media, y nos hablasen de una planta mágica muy codiciada, que aleja tormentas y mantiene siempre lejos la amenazante presencia de brujas y hechiceros, la miraríamos ojipláticos y con el mayor de los respetos. Si pudiésemos viajar un poco más allá en el tiempo, nos pusiésemos una toga para mezclarnos en la cultura de la Antigua Grecia, y una vez allí el mismísimo Dioscórides así como cualquier otro médico clásico nos hablasen del Arrayán salvaje, un mirto bendecido por los dioses que cura cuerpo y alma, y que forma parte del remedio conocido como "Jarabe de las cinco raíces", sin duda pensaríamos que no es una planta cualquiera.
Dioscórides, un personaje sin parangón en la historia de la botánica (vía) |
Y es que no lo es, aunque en tiempos recientes haya pasado a ser poco más que una pequeña desconocida para excursionistas y viandantes. El Rusco (Ruscus aculeatus) es en realidad un arbusto perenne de la familia de las liliáceas que ronda entre los veinte centímetros y el metro, siempre ligado a zonas cálidas, con sombra y suelos húmedos. Típica especie de sotobosque mediterráneo acompañando a la encina hasta los mil metros de altura, no soportará heladas, y aunque puede estar presente en suelos relativamente básicos, en general resulta ser un buen indicador de acidez en el sustrato.
Etimológicamente, el término "aculeatus" proviene del latin y viene a significar "punzante, con aguijones o espinas". Y es que lo primero que llama la atención de esta planta son sus filóclados o falsas hojas; alternos y sésiles (no pedunculadas), de forma ovalada pero levemente lanceolada para finalizar en una rígida punta. Y decimos que son falsas hojas porque en realidad no lo son, sino que son tallos secundarios que salen de los principales, cilindricos y lisos, tomando una forma plana y similar a hojas. Además, y para poner colofón a un mundo al revés, resultan ser el principal órgano fotosintético de la planta. Sus verdaderas hojas son en realidad muy pequeñas (de apenas tres milímetros) y pasan desapercibidas a modo de estípulas, insertándose directamente en el tallo principal (caulinares) axilarmente a los filóclados. Con el desarrollo de estos últimos, las pequeñas hojas "verdaderas" terminarán por caer y desaparecer rápidamente.
Restos vestigiales de las "hojas verdaderas" del Ruscus aculeatus (vía) |
Etimológicamente, el término "aculeatus" proviene del latin y viene a significar "punzante, con aguijones o espinas". Y es que lo primero que llama la atención de esta planta son sus filóclados o falsas hojas; alternos y sésiles (no pedunculadas), de forma ovalada pero levemente lanceolada para finalizar en una rígida punta. Y decimos que son falsas hojas porque en realidad no lo son, sino que son tallos secundarios que salen de los principales, cilindricos y lisos, tomando una forma plana y similar a hojas. Además, y para poner colofón a un mundo al revés, resultan ser el principal órgano fotosintético de la planta. Sus verdaderas hojas son en realidad muy pequeñas (de apenas tres milímetros) y pasan desapercibidas a modo de estípulas, insertándose directamente en el tallo principal (caulinares) axilarmente a los filóclados. Con el desarrollo de estos últimos, las pequeñas hojas "verdaderas" terminarán por caer y desaparecer rápidamente.
Un claro hecho que atestigua la verdadera naturaleza de esos filóclados es que las flores y frutos aparecerán en la parte central y superior de estas "falsas hojas", ofreciendo un aspecto cuando menos curioso.
Es una planta muy rizomatosa, siendo esta la principal vía natural de su dispersión. De sus rizomas subterráneos brotarán tanto tallos florales masculinos como femeninos. Es por ello que sus discretas y pequeñas flores serán unisexuales, de un color blanco verdoso algo violáceo, y la mayor época de floración tendrá lugar a finales del invierno o principios de la primavera aunque puedan encontrarse ejemplares en flor a lo largo de todo el año. A pesar de su menudez resulta ser una flor atractiva para numerosos tipos de insectos, que las polinizarán dando lugar a sus característicos frutos rojos a finales de otoño e invierno.
Es una planta muy rizomatosa, siendo esta la principal vía natural de su dispersión. De sus rizomas subterráneos brotarán tanto tallos florales masculinos como femeninos. Es por ello que sus discretas y pequeñas flores serán unisexuales, de un color blanco verdoso algo violáceo, y la mayor época de floración tendrá lugar a finales del invierno o principios de la primavera aunque puedan encontrarse ejemplares en flor a lo largo de todo el año. A pesar de su menudez resulta ser una flor atractiva para numerosos tipos de insectos, que las polinizarán dando lugar a sus característicos frutos rojos a finales de otoño e invierno.
El rusco se ha venido usando como adorno navideño por su ligero parecido con el acebo (como un huevo a una castaña) |
Estos frutos son unas bayas rojizas brillantes, de hasta 15 milímetros de diámetro, encerrando en su interior de una a cuatro grandes semillas. El sabor de la baya es dulce, por lo que atraerá a distintos animales, en su mayoría aves y mamíferos, que la comerán con gusto. Estos dispersarán las semillas tras su digestión y defecación, propagando la especie por nuevos hábitats. Sin embargo dichos frutos resultan ser algo tóxicos para el hombre, y pueden provocar vómitos y diarreas.
Debido a la similitud de sus frutos con los del acebo (Ilex aquifolium) se le ha venido llamando también acebillo o arrayán salvaje. Desgraciadamente, esto ha dado pie a su recolección como adorno navideño, lo que en muchos casos ha puesto en peligro su persistencia. También se le ha dado en llamar "escobilla", y es que ese era uno de sus múltiples usos antiguamente, usándose sus ásperos tallos como cepillo para las superficies más exigentes, tales como comederos o barriles de vino. En algunas regiones se le ha venido llamando así mismo "espina ratera", ya que sus punzantes filóclados eran atados en las bodegas alrededor de sogas y ganchos destinados a colgar quesos y embutidos, como medida disuasoria para los temidos roedores que andarían al acecho para pegarles un buen mordisco. También sus semillas han sido usadas como frugal sucedáneo del café, y los brotes más tiernos (normalmente recolectados en el mes de abril) se han consumido por su suave sabor, algo amargo, como verdura cocida, en menestras y cremas, o simplemente a la plancha. Y es que es sin duda un alimento muy nutritivo en fresco, tal y como se comería un espárrago, resultando excelente aporte de calcio y potasio, además de abrir el apetito (aperitivo) y diurético.
Las semillas de rusco fueron en otra época un buen sustituto del café. |
Es una especie apreciada en jardinería, en pequeños rodales o setos que destacan por su color verde oscuro, así como por el rojo brillante de sus frutos. Para ello siempre se cultiva en semisombra, asegurando cierta humedad en el suelo, sobre todo en verano, evitando al máximo los suelos encharcados. Su multiplicación no es complicada, y aunque puede reproducirse a través de sus semillas, es mucho más rápido y común multiplicarlo dividiendo macollas con sus raices, o directamente a través de esquejes en primavera.
Setos de Ruscus aculeatus en el jardín de El Capricho, en Madrid |
Es un género el de los ruscos que se está abriendo camino a pasos agigantados en cuanto a su cultivo para la comercialización como relleno en arreglos florales, debido a su fácil reproducción y manejo, que además de reducir costes aporta un bonito y duradero color verde a ramos y centros.
El rusco, como soporte y elemento decorativo en ramos y centros (vía) |
Pero sin duda si por alguna razón es conocida esta planta, es por sus propiedades medicinales. Ya hemos comentado cómo formaba parte del antiquísimo "jarabe de las cinco raíces", que era preparado en base a 30 gramos de cada raíz (rusco, apio, hinojo, espárrago y perejil) por cada litro de agua, colando el líquido resultante para añadir y mezclar después con 850 gramos de azúcar. Resultaba un excelente diurético y aperitivo, aunque no se recomendaba tomar más de tres cucharadas diarias. Puntualmente un sucedáneo de este tónico se preparaba únicamente con la raíz del rusco, a razón de 20 gramos de rizoma por litro de agua, posteriormente edulcorado y tomando no más de tres tacitas diarias.
Detalle del rizoma de Ruscus aculeatus (vía) |
Otro remedio tradicional que ponía en relevancia sus propiedades diuréticas era el llamado "Vino de rusco", que consistía en mezclar 80 gramos de rizoma de rusco por litro de vino blanco, dejándolo macerar durante 8 días y agitándolo diariamente. Finalmente se filtraba y envasaba, tomando dosis de no más de dos vasos pequeños diarios. También datado era su uso para la disolución de cálculos y piedras de la vesícula, para lo cual se cocían 30 gramos de rizoma de rusco en un litro de vino.
Es un apreciado remedio contra hemorroides y varices, debido a sus propiedades vasoconstrictoras y antiinflamatorias. Para ello se aplicará de forma externa en el área afectada a través de baños y compresas con el agua resultante de la decocción de su rizoma. Su contenido en rutósido mejora la circulación y ha resultado ser un buen remedio contra males tan dispares como la celulitis, artritis (reduciendo la cantidad de ácido úrico), o la gota, aunque su uso con el tiempo ha ido decayendo en favor de una industria farmacéutica más actual, que ofrece unguentos y cremas más efectivas y concentradas.
¿Un lápiz mágico antiojeras de extracto de rusco y pepino? ¿Un anticelulítico? Solo dos ejemplos de los muchos usos y aplicaciones que se generan a partir de esta planta (vías 1 y 2) |
También es un tónico energético natural y un buen remedio para bajar la fiebre, para lo cual se procederá a tomar dos o tres tacitas al día de la infusión de 25 gramos de rizoma de rusco por cada litro de agua, colando esta finalmente y endulzándola a gusto para evitar su leve sabor amargo.
Un uso más actual si cabe es el que resulta de su aplicación en distintos productos cosméticos, así como para baños de pies y baños relajantes en general, siendo un buen antiinflamatorio para el dolor de articulaciones. Para ello, al margen de distintos productos que contienen preparados en base a esta planta, puede hervirse 50 gramos de rizoma por litro durante un cuarto de hora, dejándolo enfriar levemente antes de su uso.
En su composición se han encontrado distintos saponósidos, tales como la ruscogenina y neoruscogenina. Estos componentes, entre otros, harán de esta planta un apreciado extracto para numerosas cremas de manos y bálsamos para pieles enrojecidas, así como para lociones para después del afeitado, cremas para mitigar quemaduras solares, o trastornos capilares.
Nunca debe usarse durante el embarazo o la lactancia, recordemos que en altas dosis puede resultar muy tóxica.
Un hecho curioso es que, aunque sus aplicaciones son bien conocidas desde la más remota antiguedad, su composición química, especialmente la correspondiente a su rizoma, es prácticamente desconocida. Y es tan sólo desde los últimos años que se ha empezado a investigar y apenas hemos comenzado a saber algo más de sus numerosas propiedades intrínsecas.
Detalles morfológicos (vía) |
Vaya, juraba y rejuraba que había escrito un comentario aquí porque...¡¡¡me encanta el rusco!!!
ResponderEliminardesde la primera vez que me topé con sus frutos y flores en mitad de esa falsa hoja, me cautivó. ¡No sabía que tenía tantos usos!
Lo que más me ha sorprendido es que fuese tan conocida y usada ya desde hace tanto tiempo... ¿igual porque antes era más común?
EliminarDesde luego es una planta distinta, a mi también ha cautivado... solo te diré que he plantado un montón de semillitas en un tiesto... así tengo la casa, ¡llena a montones de pequeñas plantitas!
Figue....yo quisiera pero no la consigo si alguien de Venezuela la tiene, que por favor me venda un par de rizomas. Gracias e antemano
ResponderEliminar¿Que propiedades medicinales tiene el rusco?
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