Estoy seguro de que más de una vez la hemos visto en algún jardín, y es que la Rosa de Siria, Altea o Flor de Sharon (Hibiscus syriacus), con sus grandes y llamativas flores, está comenzando a ser una planta muy utilizada en jardinería. Este arbusto caducifolio puede llegar a tener hasta varios metros de altura, pudiendo dar lugar a través de la poda dirigida a árboles de pequeña pero vistosa copa, dando color y variedad a las típicas alineaciones de calles estrechas.
Como su nombre indica, esta integrante de la gran familia malvaceae tiene su origen en el este y sur del continente asiático, y aunque admite casi todo tipo de suelos (incluidos los calizos o levemente salinos), aguantando además el frío y heladas leves, siempre preferirá exposiciones a pleno sol y suelos nunca encharcados. Es bastante frugal, aunque una correcta fertilización asegurará un follaje más lustroso y una mayor floración.
Sus hojas son pecioladas, caducas, alternas, tosca e irregularmente dentadas, con una forma piramidal trilobulada que marca claramente los nervios radiales que nacen desde el mismo peciolo foliar. Tienen un tamaño considerable, entre cinco y siete centímetros, siendo además tomentosilla por el envés debido a sus característicos pelillos estrellados.
Su tronco tiene un característico color gris plateado, y tenderá a un porte ramoso que habrá que ir dirigiendo a través de las podas oportunas. Es una planta que puede llegar a tener grandes dimensiones, por lo que habrá que tenerlo en cuenta a la hora de planificar el lugar de plantación. Tiene además cierto carácter invasor, por lo que no está de más controlar su libre propagación.
Aunque en climas cálidos puede verse en floración durante todo el año, por norma general sus flores aparecerán desde finales de verano hasta bien entrado el otoño, y se producirá en los brotes que hayan crecido en ese año. Es por ello que se recomiendan podas fuertes anuales a finales del periodo invernal y tras las heladas, siempre manteniendo una estructura principal básica, para así fomentar el rebrote y tener una abundante floración llegado el verano.
El color de sus flores es variable, siendo el color violeta y rosado los más comunes, aunque en mezcla con blancos y también rojos en su parte más interna. Se han cultivado también variedades menos comunes de colores malvas y azulados. Se presentarán solitarias o por parejas, y su gran tamaño (que llegará hasta los diez centímetros de longitud en algunos casos) vendrá dada en función de sus grandes pétalos, de entre cuatro y siete centímetros. Son característicos también sus grandes estambres amarillos o blancos y la forma de trompeta que le confieren a la flor en su globalidad.
Su efímera floración (apenas dura un día, aunque lo compensa con una alta tasa de renovación) dará lugar a unos frutos con forma de peludas cápsulas parduzco-amarillentas. Se reproduce fácilmente, tanto por semillas como por esquejes.
Como curiosidad, cabe señalar que es la flor nacional de Corea del Sur, donde se la denomina mugunghwa, que viene a significar "eternidad" o "inagotable abundancia". La historia y las costumbres de dicho país van ligadas la una a la otra, hasta el punto de que el antiguo Reino de Silla se denominó a sí mismo País del Mugunghwa, e incluso ya en la antigua China se referían a Corea como el "país de hombres y nobles donde florece el mugunghwa". Esta flor omnipresente tiene también un lugar privilegiado en su himno nacional, donde desde poco después de la liberación del régimen colonial japonés en 1945, en actos públicos y escuelas puede oírse recitar “Mugunghwa samcheolli hwaryeo gangsan”, que viene a decir ”Mugunghwa, país de miles de millas de hermosas montañas y ríos”.
Sus hojas también han sido usadas allí como infusión a modo de té, y sus comestibles flores son sin duda un elemento común en su gastronomía. La planta se dió a conocer en Europa en el siglo XVI, y desde entonces se han generado multitud de variedades distintas. Su uso ornamental ha ido incluso algo más allá de la propia jardinería hacia el ámbito ornamental interior, al ser también considerada como flor de corte, pudiendo incluso hasta brotar efímeramente la rama cortada y colocada ya en un jarrón, dando lugar a nuevas flores.
En su contra se han esgrimido argumentos tales como que requieren muchos cuidados por la multitud de enfermedades que conllevan, como la roya, oidio, o podredumbre, además de numerosas plagas como la araña roja, mosca blanca, o la proliferación de pulgones. En realidad, si mantenemos la planta en su calidad de estación (a pleno sol, evitando suelos encharcados o compactos, lejos de vientos y fuertes heladas), y realizando una poda adecuada en el mes de febrero, no deberíamos tener mayor problema.
Sus hojas también han sido usadas allí como infusión a modo de té, y sus comestibles flores son sin duda un elemento común en su gastronomía. La planta se dió a conocer en Europa en el siglo XVI, y desde entonces se han generado multitud de variedades distintas. Su uso ornamental ha ido incluso algo más allá de la propia jardinería hacia el ámbito ornamental interior, al ser también considerada como flor de corte, pudiendo incluso hasta brotar efímeramente la rama cortada y colocada ya en un jarrón, dando lugar a nuevas flores.
El Hibiscus syriacus, siempre ligado a la cultura e identidad sur coreana (vías 1, 2, 3, - 4 - 5, 6 y 7) |
En su contra se han esgrimido argumentos tales como que requieren muchos cuidados por la multitud de enfermedades que conllevan, como la roya, oidio, o podredumbre, además de numerosas plagas como la araña roja, mosca blanca, o la proliferación de pulgones. En realidad, si mantenemos la planta en su calidad de estación (a pleno sol, evitando suelos encharcados o compactos, lejos de vientos y fuertes heladas), y realizando una poda adecuada en el mes de febrero, no deberíamos tener mayor problema.
También se le ha tachado de atraer multitud de hormigas, aunque esta no sea una plaga en sí misma, sino una consecuencia directa de la presencia de los pulgones, a los que visitan para alimentarse de la melaza que generan.
Otro célebre integrante del género Hibiscus es el Hibiscus rosa-sinensis o Rosa china, con hojas mucho más ovaladas y flor característica de un color rojo vivo. A diferencia de la anterior, no resiste las heladas de cierta intensidad.