Un autillo en el Polo Norte


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   La historia de hoy la protagoniza un despistado autillo (Otus scops), y si no fuese por lo pequeño y discreto de la especie, habría tenido mucha más repercusión. Digamos que si hubiese aparecido un oso polar de vacaciones por los pirineos, todos nos habríamos echado las manos a la cabeza, y sin embargo la proeza de este singular ave sería algo comparable.


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   Para el que no haya visto un autillo en su vida, además de animarle a que ponga remedio a la situación ya que no se arrepentirá de conocerlo, cabe reseñar que se trata de una pequeña y curiosa rapaz, de no más de un palmo de altura, e insectívora por demás. De hecho su dieta se basa habitualmente en cucarachas y polillas, y aunque ocasionalmente no hace ascos a pequeños roedores o pajarillos, se erige en los sotos de la región mediterránea como uno de los grandes aliados del hortelano.

   Eso sí, no lo busques en invierno porque es capaz de viajar hasta el sur del desierto de Sahara cada año con tal de que no se le enfríen las patas… O al menos eso es lo que siempre hemos pensado, solo que la realidad no está solo en los libros y muchas veces nos hace ver lo maravilloso de la excepción, de la sorpresa.



   Porque nuestro protagonista de hoy, no se sabe muy bien por qué, apareció en la bonita ciudad noruega de TromsØ, en pleno Círculo Polar Ártico. Cuando unos niños lo encontraron vagando por las calles, el pobre bicho estaba siendo acosado por cornejas y al borde de la extenuación; escaso premio para haber cruzado el continente europeo de sur a norte en plena época invernal.


El autillo que quería ver el Polo Norte (vía)

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   Al menos el pobre autillo, en su viaje suicida, tuvo la suerte de llegar a las manos del ornitólogo Karl-Otto Jacobsen, del Norwegian Institute for Nature Research, quien tras cuidarlo para que se recuperase del susto, contactó con el experto en aves rapaces Mario León, así como con el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre El Valle, en Murcia, que se hicieron cargo del pobre animalillo.




   Así fue cómo, en cuestión de horas, el autillo cruzó de nuevo toda Europa, pero esta vez en un confortable avión, en lo que supuso su feliz regreso a casa donde le espera una segunda oportunidad.


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   Una historia entrañable (como tantas otras historias que, anónimas, habrá por ahí rondando y de las que nunca sabremos) que nos hace ver lo maravilloso de la migración, y de cómo todo puede comenzar con un despiste, con un contratiempo, o simplemente por pura casualidad. Si el pobre autillo, en lugar del círculo polar hubiese encontrado un ambiente razonablemente apto para pasar la época invernal… ¿quién le hubiera dicho que no repitiera el viaje, año tras año?

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Musgos y líquenes en casa

¡Hola!

He de confesar que una a veces tiene gustos rarunos y hoy quiero descubriros uno de ellos.

Los musgos y líquenes son mi pequeña debilidad, éstos pasan desapercibidos entre un montón de plantas en el bosque o entre ladrillo y ladrillo en los muros de pueblos e incluso ciudades.

Ambos son unos seres especiales, los musgos son plantas no vascualares, es decir sin mecanismos especializados que conduzcan la savia, tampoco tienen ni hojas ni tallo propiamente dichos y su sistema reproductivo, ¡ay! pesadilla en mis tiempos mozos de universidad, un puñado de nombrajos me vienen a la cabeza generación heterofásica y heteromórfica, gametófito, gametangios, anteridios, arquegonio, para no aburriros digamos que es una reproducción igualmente "especial". 
Los líquenes, organismos pioneros y creadores de suelo, son como nos enseñaban ya de canijos, una "mezcla" (relación simbiótica) entre hongo y alga. El hongo obtiene su alimento a través de los nutrientes (hidratos de carbono) creados por el alga a partir de la fotosíntesis  y el alga consigue del hongo la protección necesaria frente a la desecación, permitiéndole colonizar espacios imposibles para un alga.


 Pues bien una vez introducidos a mis protagonistas hoy os los quiero presentar como un elemento más a tener en cuenta a la hora de pensar en "verde" para nuestras viviendas, terrazas y/o jardines. ¿Por que no jugar con su color y su textura? El mejor lugar sería en zonas húmedas como el baño, o en cualquier lugar de la casa pero situados en el interior de un bote de cristal cerrado. En el exterior las zonas umbrías  son las mejores. Aún así son muy resistentes a la sequía recobrándose sin casi problemas tras ser humedecidos.

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Me gustaría que tuvierais cuidado, porque en algunas regiones su labor ecológica (sobretodo en la protección de suelos) es tan importante como para haber sido prohibida su recolección, por lo tanto, informaos bien antes de salir a recolectar y si en vuestra zona no es posible pensad que cada vez más se pueden encontrar en tiendas especializadas. Sin ir más lejos hace algún tiempo en el Domaine de Courson se presentaban macetas enormes con musgos formando diferentes formas como por ejemplo la que aquí abajo


Por último os dejo con una idea que me impactó, 
además incluye la receta para que los más artísticos dejen volar su imaginación....


Grafitti de musgo

Feliz 2014

El equipo de Plantarte en tu Oasis os desea un 2014 fantástico.

Muchas gracias por estar ahí.


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