La chupamieles, lengua de buey, alcalcuce o argámula (Anchusa azurea) es una boraginácea ruderal de nuestros campos y bordes de camino que crece vigorosa a pleno sol en suelos bien drenados (tanto calizos como silíceos) y que, por sus inflorescencias con espigas de flores de un color azul intenso tan característico, se ha hecho un hueco en numerosos jardines silvestres. De hecho, el término "azurea" es un epíteto latino que viene a significar "azul profundo". Perenne y bienal, florece a finales de primavera o verano de su segundo año, con unas flores hermafroditas de cinco pétalos que, soldados por su base, conforman una alargada corola tubular, al igual que el resto de la planta, muy tomentosa y cubierta de pelillos algo rígidos.
Aunque muy ramificada desde la base, su altura va desde el medio metro hasta sobrepasar ampliamente el metro, y sus alternas hojas tienen forma lanceolada, a la que hace referencia (además de por su tacto áspero) el nombre vulgar de "lengua de buey".
El nombre de "chupamieles" da idea además de lo ligada a la cultura popular que ha estado esta planta; era ya en el siglo XI cuando Umdat Al-tabib (un botánico anónimo hispanomusulmán) relataba que "las gentes chupan la flor de esta planta y extraen del fondo de la flor una lágrima de miel".
Es además una planta medicinal que popularmente se ha utilizado en forma de infusión como antiinflamatorio, diurético y sudorífico, siendo apta ante procesos gripales y catarrales. Para ello se recolectarán en verano sus hojas y flores, administrando una cucharadita por taza, unas tres tazas al día. También ha venido siendo usada para afecciones cutáneas como dermatitis, soriasis o contusiones y hematomas, así como para calmar y suavizar la piel. En estos casos, se utiliza la planta usándola por medio de cataplasmas o lavados en la zona afectada. ¡Pero mucho cuidado! Su uso tiene que estar regulado por un experto, ya que puede resultar muy tóxica en mujeres embarazadas, así como en niños y casos de hepatopatías.
Popularmente, su raíz machacada se ha utilizado como emoliente cosmético para dar color a las mejillas. Como pariente de la borraja que es, sus hojas son comestibles. Cocidas y aliñadas, o también rehogadas, tienen un sabor suave y delicado, aunque hay que cocerlas bien para que sus pelillos no resulten ásperos en el paladar. Se reproduce con facilidad a partir de esquejes de raiz, así como por semillas.
Qué bonita y cuántos usos! imaginate tener una jardinera con florecillas de estas... nada que envidiar a los geranios, eh?
ResponderEliminarPues tienes toda la razón! Una maravilla de planta, y te aseguro que el color de las flores es el que aparece en las fotos, algo espectacular.
Eliminar