Maria Sibylla Merian (1647-1717) fue una naturalista de origen alemán que, en una época en la que se creía que los insectos eran bestias del diablo que se generaban espontáneamente del barro, sentó las bases de la entomología moderna a través de la observación y su minucioso y persistente trabajo, siempre acompañado de maravillosas láminas y dibujos que asombraron a propios y extraños. Tenía sin duda un apreciable talento para la pintura, que unido a la curiosidad innata que profesó desde bien pequeña hacia plantas y animales, le llevó a desarrollar profundos e importantes trabajos sobre la metamorfosis de distintos insectos y mariposas.
Tras unas primeras ediciones en las que brillaba con luz propia y singularidad metódica tanto la belleza de las especies analizadas como el detalle de su trabajo, en libros tales como "La oruga, maravillosa transformación y extraña alimentación con flores" o el "Nuevo libro de flores", decidió, 14 años después de divorciarse del pintor Johann Andreas Graff con el que tuvo dos hijas, mudarse a Surinam, en la Guayana holandesa. Fruto de esta feliz época fué su publicación más afamada, "Metamorfosis de los insectos del Surinam", aunque en 1701 contrajo la malaria y se vio obligada a regresar a Amsterdan. Volvería sin embargo a Surinam a los 52 años y acompañada de su hija, en un viaje que dejó nuevamente multitud de dibujos, acuarelas e ilustraciones que aún hoy siguen siendo admiradas por su alto valor estético y por su calidad técnica y compositiva. No en vano fue la percusora en la representación del ciclo vital de los insectos en una sola composición, incluyendo a menudo también su fuente de alimento.
Hoy en día, sellos, billetes y hasta escuelas y barcos honran su nombre. Entre los dos autoretratos, un grabado del Erucarum hortus. A la derecha, mirtos y tulipanes. |
Sin embargo, el reconocimiento a su labor y dedicación le llegó tarde a Maria Sibylla Merian, ya en el siglo XX y mucho después de su muerte. Fruto de este resurgimiento fue la restauración de sus obras, siendo su figura ensalzada hasta el punto de que su retrato se imprimió en el billete de 500 marcos alemanes, así como en el sello de 0.40 marcos de 1978. Numerosas escuelas y hasta buques de investigación oceanográfica llevan su nombre, aunque también recuerdan cómo en una época no tan lejana la comunidad científica rechazaba el papel de la mujer por el hecho de serlo (como ocurriera con la paleontóloga Mary Anning o tantas otras más), muriendo el 13 de enero de 1717 por un derrame cerebral prácticamente en el anonimato. Hoy en día su trabajo se considera un hito dentro de la historia botánica y entomológica mundial.
Su obra es tan extensa como maravillosa, por lo que si os gusta no dudéis en buscar más ejemplos de ella. ¡Incluso se pueden comprar pósters, decorar paredes o ver tatuajes con sus trabajos por internet!
(vía) |
¡¡Que preciosidad de dibujos!! Me ha encantado aprender sobre esta mujer...no tenía ni idea de su vida.
ResponderEliminarPues es que su vida es digna de la mejor de las historias, en serio. Llena de aventuras y de superación. Y aunque por aquí no sea muy conocida, por centroeuropa es una figura de gran relevancia. No es para menos, a mí me ha maravillado.
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