Plantas de cada día; la viborera (Echium vulgare)


   ¿Os acordáis que hace poco vimos la viborera (Echium plantagineum), una pequeña boraginácea cuyas semillas y hasta flores se parecían a cabezas de vívoras? ¡El mismo género "Echium" significa "víbora" o "culebra"! Pues hoy os traemos a su hermana mayor, también llamada viborera, buglosa o viperina (Echium vulgare), con la que comparte numerosas afinidades más allá del nombre vulgar, que es el mismo para todas las especies del género. De hecho esta también se creía que era un remedio contra las mordeduras de serpiente, o que su presencia conseguía alejar a estos reptiles del hogar... lo cual es sin duda un mito, vaya por delante.

   Al igual que la Echium plantagineum, la Echium vulgare es una planta que vive en lugares alterados, secos, algo nitrificados y a pleno sol. No es difícil encontrarla de forma espontánea en los bordes de caminos, taludes o baldíos abandonados por la agricultura, desde el nivel del mar y hasta los 2200 metros de altura en la práctica totalidad del continente europeo. Su presencia puntual en el norte de América, Asia y norte de África, habla de su caracter cosmopolita. Dentro de la península ibérica es más escasa en el extremo occidental y Andalucía.
La viborera en primavera no deja de ser una nota de color junto a caminos y terrenos removidos.

   Es una hierba anual, bienal o vivaz, que puede llegar al metro de altura, y cuya característica más sobresaliente es que está totalmente cubierta de pelillos, lo que le da una apariencia áspera. Es por ello que se ha ganado otros nombres comunes tales como "buglosa" o "lengua de buey". Aunque soporta todo tipo de suelos, prefiere los calizos.

   Las hojas inferiores, en roseta, son alargadas (hasta 25 cm) y lanceoladas, algo pecioladas. Por el contrario, las hojas del tallo serán alternas y sésiles, algo más apuntadas y de menor tamaño (alrededor de 9 cm).
Posee un marcado polimorfismo foliar entre las hojas basales (arriba, más oblongas o elípticas y pecioladas)
 y las caulinares (centro y abajo, sentadas y apuntadas)

   Sus tallos serán erectos, poco ramificados, habitualmente manchados de puntitos negros o rojizos (que en la creencia popular se parecerían a la picadura de una serpiente). Estará cubierto de pelos largos y rígidos, así como de otro tipo de pelo más fino y corto, paralelos a éste y algo retorcidos.
Su pilosidad es muy característica, siendo esta una adaptación al medio árido en el que habita.

   Las llamativas flores tendrán forma tubular zigomorfa, asimétrica, con cinco estambres más largos que la corola. Se agruparán en cimas escorpioides formando panículas, y su color inicial, algo purpúreo, tornará rápidamente a tonos azulados muy característicos. Su periodo de floración abarcará desde el mes de mayo hasta bien entrado el verano.
Las flores, en cimas escorpioides, son apreciadas por el apicultor.

   Aunque no es una planta especialmente melífera, sí que tiene importancia para el arte de la apicultura por su profusa y duradera floración, así como por el exigente ambiente en el que vive. Sus frutos tendrán forma de aquenio, y al romperse dejará libre cuatro núculas o semillas crestadas en el interior, que como ya se ha dicho recordarán a la cabeza de una vívora.


Semillas de Echium vulgare (vía)

   Sin duda es una planta muy usada en la medicina tradicional, que desde siempre ha utilizado tanto sus hojas como el ápice de sus flores, recolectando estas durante su temprana floración (las flores más viejas tienen un contenido excesivo de alcaloides y no se recomienda su consumo).
Excepto en su corola, la pilosidad de la viborera es patente en toda la planta.

   Es bien conocido que su infusión vía interna ofrece propiedades depurativas y diuréticas, así como pectorales para afecciones del aparato respiratorio. Sin embargo, sólo se aconseja su uso externo para hacer gárgaras (mitiga el dolor de garganta), como emoliente para pieles delicadas, o como antiinflamatorio aplicada en compresas y lavados. Aunque su toxicidad es baja, algunos de sus alcaloides podrían resultar muy tóxicos tras un consumo continuado de la planta, afectando seriamente al hígado.

   El aceite de sus semillas (ricas en ácido estearidónico, de la serie Omega 3) se emplea en distintos tratamientos contra el acné entre otras aplicaciones dermatológicas.

   También resulta ser una planta comestible: sus hojas basales tiernas (recolectadas en invierno o principios de primavera para evitar que sean muy ásperas y picantes) se han venido consumiendo hervidas en caldos y guisos. Aunque en realidad su sabor es algo tosco, por lo que se suele consumir mezclada con otras verduras.

1 comentario:

  1. ¡¡¡No me fastidies!!! siempre había pensado que Echium vulgare era como Echium plantagineum respecto a las flores... no sabía que tenía flores con los pétalos así, más o menos separados. Me encanta el género Echium.

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