Madrid ya tiene su ROSA


 
Y que mejor mes para publicar este post que en Junio, el mes de la Rosa.

Ahí va el resultado del "57º Concurso Internacional de Rosas Nuevas Villa de Madrid" y del "XIII concurso popular Rosa de Madrid" 

Empecemos por los siguientes premios:

Certificado de mérito a tipo de rosa floribunda


Certificado de mérito a Rosal samentoso

 

Premio a la rosa más perfumada 


Que pena que a través de este post no podamos olerla.

Premio a la mejor variedad española 



Pasemos ahora al podium del "57º Concurso Internacional de Rosas Nuevas Villa de Madrid".

En tercer lugar con medalla de bronce tenemos a.....

MEDALLA DE BRONCE
en segundo lugar con medalla de plata...

MEDALLA DE PLATA


























y como ganadora indiscutible del 57º certamen Internacional de Rosas Nuevas Villa de Madrid recoge la medalla de oro nuestra rosa.....

MEDALLA DE ORO
Y terminemos con el premio más importante de todos: La "Rosa de Madrid" elegida por votación popular ha sido para...



(sinceramente me gusta mucho más la rosa elegida por votación popular. Creo que tenemos mejor criterio que los super entendidos, pero que no nos oigan los jueces del concurso internacional)

Enhorabuena a todas las premiadas y gracias al resto de participantes, sin vosotras este concurso no tendría sentido. También agradecer la participación del fantástico jurado popular, formado por todos vosotros, que un año más habéis elegido la "Rosa de Madrid". Y también dar las gracias al fotógrafo por el fantástico reportaje gráfico que nos ha hecho.

Nos vemos el año que viene en la próxima edición del concurso popular Rosa de Madrid, hasta entonces disfrutemos de la nueva ganadora.

El mirlo (turdus merula)


   Y quién mejor que no él, para iniciar nuestro viaje para conocer un poco mejor nuestras aves más cotidianas. Todos le conocemos, le hemos visto corriendo por el jardín, dando saltitos, parando repentinamente a observar a su alrededor con atención para, a continuación, rebuscar entre la hojarasca ruidosamente todo tipo de insecto que se precie. Y a la menor señal de peligro, carrerita o vuelo corto para cobijarse en el arbusto o arbolillo más cercano con su típico canto de alarma. 

   Porque en temas de canto el mirlo (turdus merula) saca pecho. En medio de la ciudad que todo lo arrasa, es una nota de realidad el poder escuchar ajeno a las prisas el aflautado y melodioso canto del mirlo anunciando la primavera. Aquí le vemos dándose un festín a base de gusanos y lombrices en esta fotografía que amablemente nos presta Joaquín Ruíz. Agradecidos quedamos, tanto a Joaquín por las bellas fotografías, como al mirlo por su papel insectívoro e indirectamente controlador de posibles plagas que tan pocas veces se tiene en cuenta.
   Tiene nuestro amigo un evidente dimorfismo sexual en el plumaje (dicromatismo), siendo la hembra (tanto adulta como juvenil) de un color negro parduzco más apagado, y con el pico más oscuro. El macho adulto en cambio tiene un lustroso plumaje negro brillante, con el pico y el anillo ocular amarillo anaranjado.  Los machos jóvenes y subadultos sin embargo carecen de esos colores anaranjados, siendo además su plumaje algo más apagado.


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   Entran en celo a mediados de marzo, que es cuando la hembra construye un nido compuesto de ramas y hojas secas en los arbustos o árboles de poca altura, donde incubará sin descanso durante aproximadamente una quincena entre cuatro y cinco huevos azulados. Puede haber entre dos y tres puestas anuales. Ambos progenitores cuidarán y alimentarán a los pollos durante aproximadamente 20 días, tras los cuales saldrán vulnerables del nido, a investigar el basto mundo. Si ves un pollo volandero con la  vista perdida, no lo cojas. Ten por seguro que los padres están en un arbusto cercano esperando a que te vayas.



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   En la actualidad es un ave muy común, con infinidad de subespecies repartidas por todo el mundo. Asociado a la historia del hombre desde la antigüedad (ya fue mencionado por el mismísimo Aristóteles, y en la Antigua Grecia era un animal sagrado aunque de carácter destructivo), este pájaro antaño propio del sotobosque mediterráneo, hoy en día es también un urbanita más. Se ha  adaptado exitosamente a vivir en nuestros parques y jardines, y tanto es así que se hace raro no escucharle al pasear tanto al atardecer como al alba. 

   En cuestiones de ornitología doméstica, el mundo anglosajón siempre va un paso por delante. Y tan presente está el mirlo en su cultura, que ya revoloteaba por las páginas de la poesía gaélica desde el siglo VIII. No en vano, el episodio más bello y conocido de St. Kevin es aquel en el que, estando arrodillado, con los brazos abiertos mientras reza en su celda, un mirlo se posa en la palma de su mano y allí se queda y anida ante la atónita mirada del santo, que decide no interferir. 


   No todas sus leyendas son tan benevolentes, así fue que el mismísimo diablo utilizó su canto para distraer de sus oraciones y quehaceres a San Benito. Tampoco nos olvidamos de Rhiannon Epona, diosa del amor y del submundo donde habitan las almas de los muertos en la cultura celta. En su representación, invariablemente aparecía cabalgando acompañada de una nube de mirlos negros, que se posaban en el árbol del mundo tangible, y observaban desde allí el resto de mundos. Su canto trasladaba a quien lo escuchaba hacia un sueño o trance que les permitía visitar el otro mundo. De hecho, representaban el camino hacia la espiritualidad para los druidas.



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