Como decíamos en el anterior post sobre los abejorros únicamente las jóvenes reinas hibernan, y es por eso que acumularán grasa corporal tanto como les sea posible antes del invierno, cuando se ocultarán en el suelo para hibernar tras ser fecundadas...
Nido de Xilocopa violacea, el abejorro carpintero europeo (vía) |
Como decíamos en el anterior post sobre los abejorros únicamente las jóvenes reinas hibernan, y es por eso que acumularán grasa corporal tanto como les sea posible antes del invierno, cuando se ocultarán en el suelo para hibernar tras ser fecundadas...
Terminado éste y ya en la primavera, la reina fundará una nueva colonia, y tendrá que dedicarse a poner huevos, a cuidar de las primeras larvas que crecerán en pocos días, así como de recolectar el polen para sus crías y néctar para su propia alimentación. Las larvas pasarán pronto a pupas, y de ellas nacerán nuevos obreros. Al nacer los pelos de su cuerpo no estarán totalmente pigmentados y serán grisáceos. Estos inmaduros no saldrán de la colonia al menos las primeras 24 horas, aunque el proceso que le lleve a ser adulto tardará hasta cinco semanas, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales.
Esta nueva generación de abejorros será ya la que se encargará de recolectar y almacenar el alimento, así como de alimentar a las sucesivas generaciones. Desde este momento la reina no volverá a salir del nido, y se dedicará a poner huevos hasta alcanzar la cifra aproximada del centenar de obreras (ocasionalmente pueden llegar a 400), que será cuando disminuya la actividad de la colonia, y comenzarán a nacer jóvenes reinas y zánganos que serán expulsados inmediatamente de la colmena, por lo que dormirán entre las flores y las grietas. Las nuevas reinas se aparearán e hibernarán, la antigua reina así como el resto de integrantes de la colonia morirán, y se cerrará de esta manera el ciclo de vida. Las colonias, por lo general, duran una única estación.
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Esta nueva generación de abejorros será ya la que se encargará de recolectar y almacenar el alimento, así como de alimentar a las sucesivas generaciones. Desde este momento la reina no volverá a salir del nido, y se dedicará a poner huevos hasta alcanzar la cifra aproximada del centenar de obreras (ocasionalmente pueden llegar a 400), que será cuando disminuya la actividad de la colonia, y comenzarán a nacer jóvenes reinas y zánganos que serán expulsados inmediatamente de la colmena, por lo que dormirán entre las flores y las grietas. Las nuevas reinas se aparearán e hibernarán, la antigua reina así como el resto de integrantes de la colonia morirán, y se cerrará de esta manera el ciclo de vida. Las colonias, por lo general, duran una única estación.
Abejorro de jardín, Bombus hortorum (vía) |
Con la llegada de la primavera, las nuevas reinas buscarán el lugar adecuado para crear su propio nido. Dependiendo de las especies, unos anidarán bajo el suelo en agujeros subterráneos o aprovechando túneles y madrigueras excavadas por otros animales, otros lo harán entre los arbustos, otros harán agujeros en la madera de los árboles, o incluso otros lo harán directamente en el suelo. A menudo suelen forrar sus nidos con una cubierta de cera (involucro) que los protegerá y aislará de las inclemencias del tiempo y de potenciales enemigos. Dentro ya del nido, la reina creará con cera las celdas para almacenar los alimentos y para poner sus huevos.
Ciclo vital de una colonia de abejorro, desde que la joven reina sale de la hibernación para crear una nueva colonia, a través de las sucesivas generaciones de puesta (1, 2 y 3), para finalmente cerrar el ciclo con nuevas reinas y zánganos. (vía) |
Abejorro de cola blanca, Bombus lucorum (vía)
Para su orientación utilizan una combinación de relaciones entre colores, geometrías espaciales y hasta olores, aprendiendo así el camino a seguir para alimentarse de las flores más suculentas. Suelen visitar las mismas fuentes de alimento de forma cotidiana, siempre y cuando sigan encontrando néctar y polen en ellas, en un comportamiento que recibe el nombre de "constancia floral".
También hay estudios que afirman que pueden detectar la intensidad de los campos eléctricos emitidos por las cargas estáticas de las flores, con lo que pueden detectar si una flor ha sido recientemente visitada por otra abeja. De hecho, son los primeros insectos conocidos con capacidad de electrorecepción (Ver noticia).
Además, algunas especies de abejorro pueden dejar distintas marcas de olor, que disuadirá a otros abejorros de alimentarse de dicha flor. Se cree también que usan dicho rango de olores para marcar la situación del alimento y su distancia (que puede llegar hasta uno o dos kilómetros) desde la colmena. Como veís su forma de orientarse no guarda mucha similitud con la danza de las abejas.
Caja-nido para abejorros reina, en una plantación de tomates (vía) |
No hemos descubierto la pólvora, ya que fué el mismísimo Charles Darwin, en su afamada obra "El orígen de las especies" (1859), donde advertía que los abejorros eran indispensables para la fertilización de algunas especies tales como la Viola tricolor o el Trifolium pratense, ya que estas especies no eran visitadas por otras abejas al no poder alcanzar el néctar. Ya por entonces aconsejaba que, dado que eran los ratones los que comúnmente destruían los nidos de abejorros, una población más numerosa de felinos podría determinar la frecuencia de ciertas flores en distintos distritos de inglaterra.
La destrucción de su hábitat, el incremento de la contaminación y el uso indiscriminado de pesticidas, ha hecho que los abejorros, un grupo especialmente sensible, estén en franca decadencia. Ya hemos visto el caso de Gran Bretaña, donde de las diecinueve especies nativas que hasta hace muy poco allí habitaban, tres se han extinguido completamente, y sólo seis siguen siendo relativamente abundantes. El resto están en declive, pero Gran Bretaña no es sino un ejemplo más de lo que está pasando en todos los países desarrollados del planeta. La importancia de esta amenaza ya nos la advirtió Darwin, y aunque tarde ya ha hecho reunirse a los especialistas en abejorros a nivel mundial, y se están empezando a crear incluso santuarios de abejorros para la conservación de especies, como el de Vane Farm en la Reserva Natural de Loch Leven, en Escocia.
Vane Farm Nature Reserve, en Escocia (vía) |
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