Plantas de cada día; la cañareja (Thapsia villosa)

   Seguro que más de una vez la hemos visto vegetando por suelos áridos, pobres en nitrógeno, muy soleados (no soporta la sombra) y secos, algo degradados. También al borde de caminos y claros de bosque de la zona occidental mediterránea, englobando con ello tanto el norte de África como la península ibérica y Francia. Es la cañareja o zumillo (Thapsia villosa); una herbácea perenne y ruderal bastante común que habita en todo tipo de suelos desde el nivel del mar y hasta los 1800 m.


   Su relación con el ser humano ha sido desde siempre estrecha; ya la nominación del género "Thapsia" proviene etimológicamente del mismo nombre con el que los antiguos romanos conocían dicha especie, y se cree que pudo tener origen en el antiguo nombre de la isla de Tháspos, hoy península de Magnisi de Siracusa, en Sicilia. Algo más reciente es el término "villosa" que define a la especie, en clara referencia a la abundante pilosidad que profesan sus hojas tanto por el haz como por el envés.

   Gracias a sus robustos tallos florales (de hasta 25mm de grosor en su base), las inflorescencias pueden alzarse hasta entre uno y dos metros de altura, aunque sus hojas son siempre basales, con vaina y grandes (de entre 12 y 40 cm de largo, y 11 y 30 de ancho), triangulares y doblemente divididas, que le dan una apariencia de hoja de helecho rígida, carnosilla y muy velluda. Las hojas caulinares (esas que normalmente tienen la función de proteger yemas y partes más sensibles de las plantas) serán igualmente pinnatisectas, aunque algo más pequeñas. El peciolo será normalmente velloso, con colores amarillento-verdosos o purpúreos. Así, sus hojas serán lo único que veamos de la planta hasta bien entrada la primavera, cuando nos sorprenderá allá por el mes de abril con la rápida elevación de un largo tallo glabro que portará una inflorescencia compuesta por distintas umbelas esféricas y amarillas, de 6 a 12 cm. A diferencia de las laterales, que serán algo más pequeñas, masculinas y por ello estériles, la umbela central será más grande (con hasta 25 radios) y hermafrodita.

La formación de las umbelas florales resulta de lo más curioso.

   Sus flores aparecerán de abril a junio, y serán muy visitadas por gran variedad de insectos polinizadores, por lo que se las considera un elemento fundamental para éstos en ambientes secos y semiáridos. Su fruto también será característico, alado para una mejor dispersión ayudándose de las rachas de viento. Tras su dispersión seminífera, la planta se secará completamente y terminará por desaparecer. Al menos aparentemente, porque como buena integrante de la familia de las apiáceas, su engrosada raíz (que se asemeja a una zanahoria blanca y gruesa) pervivirá latente bajo tierra almacenando reservas y así poder volver a brotar con las primeras lluvias del siguiente otoño, dispuesta a renovar un nuevo ciclo anual.


   Dicha raíz, al ser cortada, expulsa una resina lechosa que resulta ser un purgante y vomitivo muy tóxico, violento y peligroso, que aunque en el pasado se ha comercializado y utilizado con ese fin, en realidad no es en absoluto recomendable ya que puede generar intoxicaciones graves y fuertes trastornos.

   Tampoco se aconseja su uso interno como remedio casero contra catarros o contra la sarna. Algo menos peligroso resulta el uso externo de la corteza de su raíz mezclada con aceite, o la infusión diluida de ésta, aplicada como cataplasma contra dolores reumáticos sobre las zonas afectadas. Los frutos también se han usado como especia sustitutiva del comino. Otro uso peculiar es el que se le ha dado en la provincia de Salamanca, para subsanar grietas y heridas en los cascos de las pezuñas de los caballos.

Las flores, pentámeras, se organizan en coloridas umbelas al final de la primavera.

   Uno de sus componentes, la tapsigargina, está de actualidad. Ha resultado ser un importante liberador no citotóxico de histamina, por lo que se ha convertido en un producto de gran demanda en estudios bioquímicos sobre la homeóstasis del calcio, que hasta el momento sólo se obtenía a partir de plantas silvestres.

   Por su toxicidad, la raíz de cañareja también se ha usado para pescar atontando a los peces al mezclarla en el agua y contaminando esta; una actividad a todas luces ilegal, nada selectiva y siempre reprochable.

Los frutos tienen dos pares de alas longitudinales para su mejor dispersión, y un aspecto aplanado.

   Es una planta de morfología extremadamente variable, por lo que se han definido numerosas variedades en función de las secciones de división en sus hojas.

En la época de floración, no es raro verlas destacar en el horizonte.
 

5 comentarios:

  1. Me gusta esta planta, pienso que quedaría chula en jardines también

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    1. Pues nunca lo había pensado, quizá por verla con la perspectiva de "mala hierba", pero sí que tendría cabida en un jardín tipo árido... su hoja es bien bonita, y las flores y las semillas, super características. ¡Qué bien que lo hayas sabido ver!

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    2. La flor quedaría espectacular...

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    3. Cuanto más la veo, más me convences ;)

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    4. Pues sí, pues sí, yo también la veo como planta en jardines, es de todas todas una planta con potencial

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