El jardín botánico de Lisboa se creó a mediados del siglo XIX con el objetivo de complementar las clases y estudios sobre botánica impartidas en las Escuela politécnica. A iniciativa de dos profesores, del conde de Ficalho y de Andrade Corvo. Su enclave no fue aleatorio, puesto que ya hacía dos siglos que se estudiaba la botanica gracias al colegio jesuita situado en este enclave.
El jardín forma parte del terrenos del Museo de Historia Natural al igual que el
Jardín de plantas de París. Éste se reparte en una superficie de 4haa lolargo de las laderas de una colina.
Nada más entrar sorprende su diversdad en especies tropicales, traidas de medio mundo ( de cycas, palmeras y catctáceas)..
La mayor intervención ocurrida en el jardín tuvo lugar entre los años 30 y 40, donde la distribución de especies en el plano superior del jardin realizada según la clasificación sistemática dió paso a una presentación de especies en agrupaciones de conjuntos ecológicos.
Para ser honestos, a pesar de haber sido declarado en 2010 monumento nacional, da la sensación que la gran crisis sufrida en el país ha hecho mella en el estado de conservación y mantenimiento. Al igual que me sucedió con el
jardín botánico de Coimbra mi sensación era una mezcla de sorpresa por la belleza de sus ejemplares y tristeza por el estado general en el que se encontraba. No encontré practicamente ninguna información detallada de lo que allí podíamos encontrarnos, ni un mapa con las diferentes secciones del parque, ni guias didácticas para el visitante, muchos ejemplares no tenían ningún cartel de información, estanques secos a la espera de épocas más gloriosas donde poder mostrar su belleza. Espero que más pronto que tarde lleguen los medios y este tesoro pueda dar la bienvenida con la mejor de sus caras, porque sin duda lo merece.
Y ahora para que vosotros mismos podáis ilusionaros y podáis ser testigos de la belleza de sus ejemplares os dejo con algunas de los rincones más interesantes.
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Sin duda un lugar cuya historia se siente por los cuatro cosatdos y que a pesar de los pesares merece la pena visitar.