Sea como fuere, este género tan común como desconocido abarca cerca de 35 especies, todas ellas especialistas en las duras condiciones que ofrece el clima mediterráneo. Tienen su origen y máximo apogeo en la zona más oriental de la cuenca mediterránea, aunque no por ello deja de estar presente con al menos cinco especies en la península ibérica.
La Nonea vesicaria (vergonzosa, lanuda blanca, o hierba del traidor) es una preciosa herbácea anual de entre 10 y 40 cm de longitud, relativamente abundante del centro, sur y este de la península. El nombre de lanuda blanca le viene sin duda debido a la abundancia de pequeños pelillos que la cubren por completo dándole un aspecto algodonoso, mientras que los otros dos (vergonzosa o hierba del traidor) probablemente le vengan debidos a que los pétalos apenas son mayores que el cáliz que las cubre y dan la impresión de estar "escondidos". El epíteto "vesicaria" proviene probablemente de una posible antigua aplicación médica para casos de infecciones urinarias, o símplemente al aspecto hinchado de dicho cáliz durante la floración, que se asemeja en forma a una vejiga.
La encontraremos normalmente en el borde de un camino o en las márgenes de los cultivos, en suelos desde la costa y hasta los mil metros, tanto ácidos como básicos aunque preferiblemente con cierta presencia de nitrógeno.
Podrá desarrollarse en uno o varios tallos rectos aunque poco ramificados, pero siempre cubiertos de dos tipos de indumento; uno basado en pelos largos, de hasta 0.8 mm de longitud, y otros más cortos y glandulares. Sus hojas serán enteras o insinuadamente dentadas, siendo las caulinares inferiores algo más estrechas en su base y espatuladas. Las superiores resultarán más oblongas y agudas, además de sentadas. Las flores (actinomorfas, asimétricas) aparecerán tempranas entre los meses de febrero a mayo, y se agruparán en inflorescencias cimosas.
Una cima es un tipo de inflorescencia en la que la flor terminal del eje es la primera en abrirse, mientras que las demás se desarrollan lateralmente. En estas inflorescencias el eje principal termina en una flor, por lo que deja de crecer, pero algo más abajo del mismo se desarrollan yemas que darán nuevas flores y que, en ese momento, dejarán también de crecer.
El cáliz quedará dividido y con un aspecto cilíndrico, dando un aspecto vejigoso y peludo. La corola será de un color violeta oscuro o amarillento, que apenas se mostrará debido a la longitud del cáliz. Las núculas o frutos secos, dispuestas bajo las hojas, tienen un aspecto peculiar y característico que ayudará a reconocer y conocer a este habitante tan curioso de cunetas y baldíos.
Una cima es un tipo de inflorescencia en la que la flor terminal del eje es la primera en abrirse, mientras que las demás se desarrollan lateralmente. En estas inflorescencias el eje principal termina en una flor, por lo que deja de crecer, pero algo más abajo del mismo se desarrollan yemas que darán nuevas flores y que, en ese momento, dejarán también de crecer.
El cáliz quedará dividido y con un aspecto cilíndrico, dando un aspecto vejigoso y peludo. La corola será de un color violeta oscuro o amarillento, que apenas se mostrará debido a la longitud del cáliz. Las núculas o frutos secos, dispuestas bajo las hojas, tienen un aspecto peculiar y característico que ayudará a reconocer y conocer a este habitante tan curioso de cunetas y baldíos.