Plantas de cada día; La malva (Malva sylvestris)



   Una planta tan bonita y llamativa no podía tardar en aparecer, tan presente ella en nuestras vidas y en nuestro propio vocabulario. Aparte de dar nombre a un color, todos hemos oído decir que alguien "está como una malva" para hacer ver que dicha persona tiene un carácter bondadoso, dócil o apacible. De hecho nos acompaña desde la cuna a la sepultura, con dichos como el de "estar criando malvas" (referido a un ser muerto y enterrado, quizá por la cercana presencia de esta planta a cementerios y terrenos removidos), o el de "haber nacido entre malvas", para dar a entender el humilde nacimiento de una persona.

   De hojas lobuladas y dentadas, con un color verde intenso bastante característico, crece en terrenos abandonados y baldíos. Lo que más llama la atención de ella son sus grandes flores, de 2 a 4 centímetros y de un color rosa púrpura cruzado con líneas violetas más oscuras. Esta herbácea puede alcanzar una talla considerable, superior al metro, y su distribución es casi mundial, siempre dentro de climas cálidos.

   La malva (malva sylvestris) no es en absoluto una desconocida para la medicina tradicional, hasta el punto de haber sido ampliamente descrita y elogiada por sus propiedades medicinales por Plinio el Viejo en su Historia Naturalis, allá por el siglo primero. Desde entonces se ha venido utilizando como remedio casero para numerosas enfermedades y dolencias, tales como para curar heridas, llagas o afecciones de la piel, como colirio y remedio a picaduras de insectos, o contra inflamaciones del aparato digestivo. No nos olvidamos del que quizá sea su uso más conocido, ya que por ser tan rica en mucílagos, es excelente remedio anticatarral así como contra otras inflamaciones del aparato respiratorio.

   Lo que quizá no sepamos de ella es que es una planta comestible, y ya estaba a la altura de cualquier otra verdura en los platos de los antiguos griegos y romanos, sabios ellos, ya que es una planta rica en vitaminas A, B, C y E. Y no hay que remontarse tanto atrás, ya que hace apenas unos siglos era acompañamiento habitual a carnes y pescados, debido en parte a su escaso sabor. Hoy en día se viene utilizando en infusiones (con gran aceptación en el mercado chino), además de como colorante alimentario para otros alimentos o preparados medicinales. 


 
   También sus hojas se han usado como sustituto del tabaco, solas o en mezcla con orégano. Sus frutos, con forma de gajos de mandarina, eran tradicionalmente comidos por los niños, llamando a estos panecillos o quesitos. Y sus flores... qué decir de sus flores que no viésemos también ayer. Si son tan agradecidas, ¡que hasta son comestibles!


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